martes, 27 de mayo de 2008

¿Para qué se escribe?

¿Para qué se escribe? Esta es una de las preguntas básicas que cualquier periodista cultural podría tomar, si no lateral, si vertebralmente como uno de los puntos de vista focales para cualquier entrevista a cualquier escritor. ¿Por qué es una pregunta fundamental? Porque es ineludible. Porque cualquier escritor ante tal escrutinio se ve obligado a desnudarse - al menos en sus adentros - como hombre de letras. Claro que existen múltiples estratagemas retóricas para "capotear" la frontalidad de dicho cuestionamiento. Muchos, antes, y muchos, después, creerán haber salido bien librados de tan desequilibradora interrogación. Sin embargo, aún cuando muchos piensan que sortearon el trance, pudieron haber exhibido la inconsistencia de su postura escritural.

¿Para qué se escribe? La frontalidad de la inquisición nos hace recordar a su dueño genealógico (Sartre: ¿Qué es la literatura?) ya que dicha pesquisa es una de las más interpelantes que pueda encarar un escritor. En efecto, lo quiera o no mostrar, todo escritor es vulnerable a una sagaz hermeneútica deconstructiva de la intencionalidad de sus escritos. Desde Freud, no hay manera de que ningún escritor logre blindar su quehacer para impedir hacerlo inmune al examen de su eventual autenticidad, ya que siempre habrá lapsus inconcientes que descubran direcciones en sus escritos insospechadas para sus autores.

Así, podemos sorprendernos, como lectores, ante retóricas deslumbrantes, artificios narrativos seductores o versos formalmente impecables. Pero al final, queda muy poco. Y eso de lo leído que se preservo en nuestra memoria, después de que el "excipiente" literario fue evaporado por el olvido, es lo que realmente le importó al lector. Y de nada valieron los breves fulgores, los relumbrones y los esplendores que no lograron vencer al insobornable, al nunca complaciente paso del tiempo: sólo sobrevivió entre tanta variedad la especie textual más apta para perdurar en nosotros.

Es en ese después, que frecuentemente no tarda tanto en llegar, cuando "nos cae el veinte" del verdadero valor de una escritura, y entonces es que reconocemos con pasmosa lucidez qué fue escrito con tinta de eternidad y qué con tinta fugaz. Y en ese paisaje posterior a la batalla del tiempo contra lo artificioso, la relectura o el recuerdo de lo leído nos permiten contemplar con frialdad los innumerables cadáveres de tanta futilidad, de tanta vanidad embozada y, por contraste, nos asombrará la vigencia de una atmósfera, el coraje de una reflexión, la chispa de una frase o la rotunda impecabilidad de un fragmento de un poema. Y sobrevendrá la consumación de la separación del agua y el aceite que nuestra miopía anterior "mezcló", impidiéndonos distinguir las espurias intenciones que alentaron los esperpentos literarios que estamos a punto de olvidar, y que nos harán aborrecer retrospectivamente el momento en el cual los leímos con tanta ingenuidad, y caeremos en la cuenta de que es demasiado lo inútil y poco lo apreciable, que los encandilantes premios que engalanaban un texto son un espejismo, tan sólo ídolos baconianos de la literatura vana, mistificaciones astutas, basura maquillada o chatarra simbólica inflada perversamente en el palaciego medio donde medran fatuos y mezquinos cortesanos del poder y de la cultura institucional.

Sin embargo, el fariseísmo convence a lectores inadvertidos o convertidos a la religión de la farsa cultural, pero nada puede con lectores sonámbulos: tal es la ley del isomorfismo moral que rige la relación entre el autor y el lector. Es por eso que, en tiempos de acendrado egoísmo darwiniano, se multiplicarán los autores fariseos (ya que, en lo inmediato, les va mejor) y, entonces, si se quiere proteger de la extinción a los autores genuinos (y a sus correspondientes lectores) todos debemos tutelar la autenticidad literaria.

lunes, 12 de mayo de 2008

Poesía comentada # 1

Las poesías comentadas son pastiches tanto remedantes de estilos poéticos como de algunas críticas de poesía y cuya finalidad es el gozo satírico y el chacoteo estético. Hecha esta aclaración introductoria, presento la primera poesía comentada:

Sueños de eriáceas.
Lontananza pétrea.
Vahos del tiempo.
Para que fuera,
dijo Dios a la sed:
" !Sed! ".
Y la sed fue.
Es.
Y será.
Mientras no tomen agua, carnales...

Aquí estamos ante un caso límite de la expresión poética terrenal de la nostalgia del porvenir, que no otra cosa es la escatología, gambusina de esencias ocultas que son los misterios de toda y cada cosa. Y de la enigmática y mística formulación
inicial - telegramas del ser - se pasa a la homonimia aparentemente banal pero linguísticamente !profundísima!. Y todo esto con el propósito de fundar una ética hidrológica de la abstención para ser, de la que se deriva una suave admonición para prevenir la consumación de la tentación para no padecer. Por ultimo, una
sorprendente referencia mitseinica, inclusiva y familiar, al género humano "acarnalado" deja ver una profunda comunión del poeta con la especie. ¿Y que me dicen del inquietante arcano tripartita de los puntos suspensivos?.

Huapango a Renato Leduc

De un tipazo voy a hablar
del México fenecido,
de una vida singular
como muy pocas han sido.

De Renato, el caballero,
hombre culto y andariego,
que fue pedo, fue amiguero,
y un honesto mujeriego.

Aunque tu no eras abstemio
siempre trabajo tuviste,
decías que no eras bohemio
pues un huevón nunca fuiste.

Cuando aceptastes el reto
de un verso con “ tiempo “ rimar
compusistes un soneto
que nunca se va a olvidar.

En tu lengua no había un pelo,
titán de las picardías:
¡ todavía causan revuelo
tus excelsas groserías ¡

Tus claridosas agujas
te ganaron mucho aprecio:
banderillaste granujas
y les marcaste su precio.

Nunca hiciste concesiones,
ni tu pluma fue cooptada
y a una punta de cabrones
los mandaste a la chingada.

¡Cuántas cantinas te añoran
hoy que no saben de ti ¡
¡Cuántas putas aún te lloran
rojo llanto carmesí ¡

Como quisiste, viviste,
artista de la parranda,
y bien bebiste y cogiste:
¡ cómo Dios exige y manda ¡

Poesía 2023 4ta y última parte

  In memoriam   En el silencio fósil del fondo de la añoranza, como barcos hundidos, yacen aquellos que quisimos fugazmente, d...