viernes, 27 de junio de 2008

Netario

Las musas no se les vuelven a aparecer a los güevones

Toda referencia es reverencia

Los poetas son los reporteros de lo que más importa

En tierra de analfabetos funcionales, el esnob es rey.

Para los fanáticos del pensamiento posmoderno, todo lo sólido se desvanece en el aire...menos su propio pensamiento dogmático.

Antes, para entender mejor la política había que leer a Maquiavelo. Ahora, hay que leer a Mario Puzo.

El posmodernismo es la expresión ideológica de una razón indigesta rebasada por la generalizada fragmentación y el vertiginoso crecimiento de la complejidad del mundo actual.

miércoles, 18 de junio de 2008

Escenas futuras de la educación privatizada

Esto podría suceder en todas nuestras escuelas - públicas y privadas - cuando la privatización total de la educación nos alcance:

· "Niños: el personaje histórico "Tostaditas" de la semana es el crujiente y picosito Don Hermenegildo Galeana..."

· "Maestra: tengo una duda, pero nomás traigo $ 2.00..."

· "Alumnitos queridos:Coca Rabo en la historia de México les pasa al costo que el 20 de noviembre de 1910 la compañía Coca Rabo inaugura la 3a planta embotelladora , en Soda City, Missouri, y en ese mismo año, en México se inicia la Revolución Mexicana".

· "A ver, muchachitos, su tarea de aritmética: ¿cuánta diversión es en su boca 2 chicles "Chicloncitos", más 3 dulces "Agridulcitos"?.


- "Niños: les comunicamos las nuevas tarifas para el recreo:
· 5 bajadas en la resbaladilla por: $2.00
· 20 minutos de uso del patio para correr: $ 1.50
· permiso para gritar todo lo que quieran en el recreo $ 2.50
· baño del uno $ 1.00 (menos de 200 mlts) y 1.50 (más de 200 mlts)
· baño del dos $ 1.50 (menos de 200 grs) y y $ 2.00 (más de 200 grs)".

- "Chiquitines, allí les van los nuevos montos de las multas disciplinarias :
· escupir a un compañero : $ 1.00
· escupir al maestro: $ 2.50
· volver a escupir al maestro: $ 3.00 (la mitad es para el maestro)
· escupir al director: $ 5.00
· pegar a un compañero: $ 1.00
· insultar a un compañero: $ 1.00 c/u
· insultar al maestro: $2.00 c/u
· insultar al director: $ 4.00 c/u (incluye mentadas)
- paquete "Bart Simpson All Day" (escupir, pegar, insultar, a quienes quieran, cuanto quieran, por todo un día ) $ 20.00".

Karma de lector

Dice Montaigne que el hombre se reduce a medida que acumula en su interior verdades que no respeta o voces que no sigue. La ilusión de sabiduría que tiene lugar cuando leemos a alguien y aceptamos sus asertos, la pagamos con la responsabilidad de acatar como cánones de pensamiento o de acto tales luces ante las cuales se inclina nuestra razón.

Si fallamos, somos perseguidos por fantasmas interiores que nos espetan nuestras omisiones y nos orillan a desear no habernos enterado nunca. O a fingir que para cumplir basta invocar y repetir tales verdades, para conjurarlas, como si el acto de pronunciarlas fuera el acto de obedecerlas y ponernos al ras de ellas.

Es por eso que la erudición exige la humildad de reconocer que de mucho de lo que portamos, de esa electricidad cultural, apenas somos cable.

jueves, 12 de junio de 2008

Heideggeriana

“El lenguaje es la casa del ser “
Heidegger

Un poeta dijo:
“El poema es la casa de la mujer “.
Una mujer respondió:
“Sin mí, el poema es una casa deshabitada “

Tramínima #1




Un etólogo criminalista estudia muchos años a presos reincidentes de alta peligrosidad, y descubre que todos ellos tienen en común una morfología característica en sus huellas dactilares.

Con ayuda de un hacker amigo de él, genera un programa de computación, accesa el registro dactilográfico nacional, y detecta que un gran número de dirigentes políticos, empresarios, líderes religiosos y los directores de las cárceles donde hizo su investigación poseen ese tipo de huellas digitales.

miércoles, 4 de junio de 2008

Diario de días sin luna

No sé de donde provengo. Mi origen es para mí un misterio que sólo me permite especulaciones inciertas que tienen que ver con las fronteras y los vasos comunicantes de la evolución y la astronomía. He contemplado muchas veces el rostro hipnótico de la Luna, embrujando la vida del mundo, tatuando mis ojos con su esplendor. Me imanta, me impregna, me colma sutilmente, me exacerba. Se ausenta. La espero. Regresa. La gozo. Se va. La invoco. Reaparece. La perdono. Se aleja. La odio...hasta que vuelve.

Cuando se refieren a mí, no hacen más que estigmatizarme a través de un torpe maniqueísmo que me pinta siempre de la misma manera: estereotipo de la maldad automática, personificación del salvajismo desenfrenado, instintos asesinos desatados, posibilidad fatal de un encuentro sin salvación posible , espanto de saber que en algún pliegue ubicuo de las tinieblas acecho vehemente. Nadie atina a suponer siquiera que poseo una subjetividad mucho más sugestiva que la de mis detractores. Y no es que no sea como dicen sino que soy mucho más que eso. Algunas veces me arrepiento de matar mujeres que podría haber amado.

He llegado a ser visto, pero soy ágil y rápido, y me desaparezco como una ráfaga de viento, sembrando en ellos la duda de si fui o no una alucinación de trasnochados, una rara visión imputable a la sugestión, quedándoles la duda sobre la identidad de lo que vieron, y confundiendo su mirada con las nebulosas paranoias que engendra la inseguridad de la vida actual en las ciudades, en esas noches pobladas también por personas comunes que hacen más daño que yo.

Hay ocasiones en que en esas noches tengo una pálida conciencia de lo que hago. Puedo pensar en lo que soy y lo que siento en esos momentos, no del mismo modo que en mi vigilia de hombre pero puedo discurrir, no sin dificultad y con intermitencia, mas con la suficiente lucidez como para gozar de episodios de discernimiento intermedio entre la intuición de lobo y el raciocinio humano. Tiempo después llegué a advertir que eso me sucedía durante los lapsos en que las nubes se interponían entre la luna y yo, y es con base en los residuos de dichos episodios fugaces de penetración que puedo tender – con este diario – el puente que comunica mis dos temperamentos, y por lo que me he convertido en un lobo sapiens.

Que seamos materia literaria, pasa, pero lo que sí es el colmo es que consideren a la licantropía como un delirio esquizofrénico, y que hasta nos profanen con esa estúpida denominación de lunáticos con la que se refieren a cualquier demente con el cerebro desorganizado: ¿ qué puede saber la morbosa psiquiatría de nuestro refinado pathos ?. Y todas esas películas que se han hecho sobre nosotros hacen pensar que nos gusta esa música barroca, con sus horrendos y monótonos órganos ¿ qué saben acerca de la música que disfrutamos ? ¿ cómo se atreven a impostarnos sus ridículos gustos musicales ?.

Por más intentos y esfuerzos emprendidos nunca he logrado la alquimia de que los dos que soy se hagan uno. Lo más cerca ha sido cuando en las noches de luna llena hay nubes menos densas, y con ayuda de ese filtro, el hombre que soy logra percibir como se desvanece su discernimiento, desplazado poco a poco por el instinto, llegando a un punto en el que pierdo la cordura humana y, ya instalada mi inteligencia lobuna, no puedo recordar con claridad sino solo chispazos mnémicos que, como lunares de memoria - ¡ lunares ! , ¡ cómo me vienen a la mente esas palabras de lobo ! – fijan en mí ciertos rasgos borrosos de imágenes en las que me veo como hombre – lobo, gracias a las nubes tenues que, como película delgada, me permiten domeñar por momentos mis ímpetus instintivos y acceder a mi autoconciencia.

El primer zarpazo a la cara los derriba y evita que escapen. Antes de que se recuperen, hundir las garras en el pecho y en un brazo para apoyar la primera mordida al cuello, arrancando la tráquea, ahogando el grito, y abalanzar el hocico para aprovechar el tibio chorro de sangre, las uñas estallando los ojos, seguir mordiendo, aplastando las últimas resistencias, rasgando la ropa al cuerpo exánime descubriendo la carne viva, lijarla a lengüetazos y sorberla y morderla, girando con fuerza la cabeza para desprender los jirones de tela de los colmillos y los nervios de entre las muelas, extrayendo todo el jugo de la carne que penetra en mi nariz y me enciende más, y no parar hasta que ya no me quede más rabia.
¡Matar! ¡matar! , sin pausas, descargando en cada mordida, en cada desgarradura, esta furia vital, inmensa, inagotable... Regresar jadeante, con los restos de la carnicería en mis fauces y en mis garras, con el pelambre pegajoso por la sangre oxidada, hasta llegar a mi guarida, todavía bañado por la luz de plata de la noche. Soy todos aquellos en que cualquiera podría convertirse si se presentaran las condiciones propicias ¿ por qué habría de sorprender que yo haga lo que los demás no se atreven a hacer por el miedo de aceptar al otro oscuro que también son ?.

No todas las noches de luna llena son iguales. Las hay de cielo cerrado en las que domina la razón sobre el instinto, y la escritura sobre la acción. Hay otras cuya masa de nubes se va desvaneciendo y adelgazando a medida que transcurre la noche, permitiéndome momentos de pensar y sentir al mismo tiempo, y fijar imágenes que de otro modo no podría recordar. Las peores, las enloquecedoras, son aquellas en las que el manto de nubes no es compacto y tiene huecos, lo que ocasiona que la luna aparezca y desaparezca. Es entonces cuando mi reflexión y mi instinto se prenden y apagan con una intermitencia que me hunde en una vorágine fenomenológica que me desconfigura y me descentra, sin permitir que se lleguen a asentar del todo ni mi razón ni mi instinto. Y espero su repentino influjo para soltar el largo monosílabo solitario, melancólico, amedrentante que imprime mi graffitti en la noche.

Poesía 2023 4ta y última parte

  In memoriam   En el silencio fósil del fondo de la añoranza, como barcos hundidos, yacen aquellos que quisimos fugazmente, d...