sábado, 9 de mayo de 2009

Razones, riesgos, condiciones y tareas de una psicoterapia ecléctica


En estos tiempos críticos que vivimos la psicoterapia se ha convertido en un recurso indispensable para solucionar los múltiples y diversos problemas de salud mental que aquejan al hombre, mismos que exigen una efectividad mayor en las estrategias y tácticas empleadas para hacerles frente. Es en ese contexto en el que se plantean las necesidades de adecuar las psicoterapias a las situaciones complejas que tienen que abordar y de modificar los contextos sectarios y hasta claustrofóbicos en los que operan.

Y es que ya no es posible sostener la idea de la existencia de una sola escuela psicoterapéutica hegemónica y omnipotente que fuese capaz de lidiar con toda clase de problemas, vistos los fracasos que dichas escuelas, por separado, han tenido al pretender la quimera de alcanzar dicho logro.

Es tal hecho y su reconocimiento el que ha propulsado una nueva tendencia en el campo, que se orienta hacia la integración de recursos terapéuticos. Dicha tendencia que progresa y se extiende cada vez mas en el mundo es la psicoterapia ecléctica.

Razones de una psicoterapia ecléctica.

El primer hecho que fundamenta la necesidad de una psicoterapia ecléctica, es la insuficiencia técnica y la efectividad limitada de todas y cada una de las psicoterapias existentes aplicadas por separado. Aun cuando es perceptible una efectividad variable, mayor en unos casos y menor en otros, toda psicoterapia vista unilateralmente es limitada, y esto se nos revela en los casos psicopatológicos en los cuales un psicoterapia cualquiera no obtiene los resultados esperados.

Estas situaciones engrosan el expediente negro de los fracasos parciales o totales que toda psicoterapia tiene en su haber, a pesar de los esfuerzos, que sus mas dogmáticos y entusiastas seguidores realizan para negar dichos reverses. Y es que es un hecho el que la complejidad de los pacientes excede la capacidad técnica de una sola psicoterapia.

El segundo hecho es el de la efectividad relativa que poseen todas y cada una de las psicoterapias, efectividad específica que cada una de ellas tiene en ciertos casos, problemas y psicopatologías particulares. Tal circunstancia sugiere la idea de que si se sumaran las bondades particulares de varias psicoterapias los resultados obtenidos se mejorarían considerablemente.

El tercer hecho es el de la necesidad de que la psicoterapia se adapte al paciente, y no al revés como actualmente ocurre, ya que así como es posible hablar de efectividades particulares en las psicoterapias, también podemos advertir la existencia de iatrogenias variables propias de cada una de ellas cuando se emplean aisladas. Esta última situación negativa nos lleva a pensar de manera natural en que la complejidad y pluridimensionalidad de la naturaleza del paciente exigen un tratamiento psicoterapéutico igualmente complejo y pluridimensional.

Riesgos de una psicoterapia ecléctica.

El proyecto de una psicoterapia ecléctica conlleva, por lo menos, dos grandes riesgos que son el pragmatismo y el sincretismo psicoterapéuticos. Veremos brevemente cada uno de ellos.

El pragmatismo psicoterapéutico se presentaría cuando, por el afán de ser ecléctico, el psicoterapeuta utilice psicoterapias parcialmente eficaces por ser las que hasta ahora ha empleado, y no las total y suficientemente eficaces en dicha situación, por el desconocimiento teórico de sus condiciones óptimas de aplicación y sus indicaciones específicas.

Otra ocasión de riesgo pragmático seria la actitud de que probando psicoterapias al azar se resolverá el problema atacado, ignorando la iatrogenia progresiva y el desgaste del paciente que resultarían de dicho proceder por ensayo-error.

El sincretismo psicoterapéutico se presentaría cuando el psicoterapeuta combina diversas psicoterapias sin obedecer a un criterio fundamentado para la realización de dichas combinaciones. De este modo, podría caerse en el error de combinar procedimientos incompatibles teórica y técnicamente (como, por ejemplo, una psicoterapia psicoanalítica y una modificación de conducta) con la correspondiente transferencia negativa de una psicoterapia sobre la otra(en el caso mencionado anteriormente de psicoanálisis y modificación de conducta, la transferencia negativa del automatismo de una modificación de conducta sin la elaboración y decisión concientes del paciente para el propio cambio que postula el psicoanálisis).

Este sincretismo tendría su fuente en la insuficiencia teórica de la fundamentación de la combinación de psicoterapias que hagan mas potente y flexible un tratamiento, ya que habría el desconocimiento de la incompatibilidad de ciertas psicoterapias, lo cual daría por resultado una incoherencia técnica insuperable.





Condiciones de una psicoterapia ecléctica.

Para sortear los peligros del pragmatismo y el sincretismo psicoterapéuticos, el proyecto de una psicoterapia ecléctica debe cumplir, al menos, tres condiciones.

La primera es la de la elección de una psicoterapia lo suficientemente desarrollada teórica y técnicamente. Dicha psicoterapia debería tener fundamentos teóricos tales como una teoría del aprendizaje, una teoría de la personalidad y una teoría de la conducta individual y social que le permitieran abarcar conceptualmente cualquier problema de salud mental. En tal sentido, las psicoterapias se podrían clasificar en sustantivas (cuando cumplen con las características arriba mencionadas) y adjetivas (aquellas psicoterapias menores que no poseen el alcance, la profundidad y la extensión de las sustantivas).

La segunda condición es tener un concepto sustantivo de salud-enfermedad mental derivado de la concepción psicoterapéutica sustantiva escogida, que permita concebir un diagnostico teórico claro de la problemática abordada, un conjunto de procedimientos terapéuticos apropiado y un pronostico de la evaluación viable, y quizá, de la duración del tratamiento hasta donde sea posible. De este modo, el psicoterapia tendrá una visión clara del punto de partida que explique el cambio y hacia donde guiarlo, ya que no todo cambio es siempre positivo .

Por ultimo, la tercera condición es la de adoptar permanentemente una actitud terapéutica integradora. Esta actitud supone el conocimiento teórico, técnico y practico de un numero suficiente de psicoterapias que se erija como el repertorio psicoterapéutico mínimo de un trabajador de la salud mental (Dicho repertorio, por lo demás, necesitaría ser determinado en función de investigaciones posteriores pero, por lo tanto, seria necesario que el propio psicoterapeuta lo determinara en función de su capacidad terapéutica actual).

También supone un criterio abierto, permeabilidad y flexibilidad para adoptar diversas psicoterapias que le permitan, en un caso, dado, la elaboración de “menús terapéuticos” individuales para cada paciente, lo cual constituiría el ideal técnico al lograr por el psicoterapeuta ecléctico.

Tareas de la psicoterapia ecléctica.

La psicoterapia ecléctica necesita desarrollar una plataforma de principios teóricos y una filosofía básica que permitan establecer claramente los lineamientos de integración de las diversas corrientes técnicas que la alimenta, y, así, poder consolidarse como una tendencia principal dentro del campo.

En tal sentido, un programa mínimo para alcanzar dicha meta estaría constituido por las siguientes tareas:

· Determinación de los principios teóricos que guíen la articulación de las diversas psicoterapias en la práctica, de tal modo que puedan establecerse reglas fundamentales de combinación y estructuración de “menús terapéuticos” eficaces y compatibles.

· Especificación de un código ético que estipule las responsabilidades y las observancias que hagan del trabajo psicoterapéutico una labor digna y honesta que inspire respeto y refleje seriedad profesional.

· Determinación del perfil del psicoterapeuta ecléctico, en el cual se especifiquen las características que dicho profesional deba adquirir.

· Elaboración de un Manual de Psicoterapia Ecléctica que incluya los puntos mencionados arriba y, además, un inventario de todas las psicoterapias existentes en nuestro días, inventario que también contenga la descripción de las bases teóricas, la metodología de operación técnica, las indicaciones de en que casos y situaciones aplicarla, y la bibliografía básica de dichas psicoterapias. De este modo, el Manual propuesto se erigiría en la obra básica de consulta de la psicoterapia ecléctica y, como tal, seria la guía de trabajo indispensable para todos aquellos psicoterapeutas que se afilien a esta tendencia.

Las tareas mínimas que se señalan deberán ser discutidas y trabajadas por la academia, quien concluirá sobre su viabilidad y conveniencia, y sobre la planeación de las fases de trabajo necesarias para su realización, de tal modo que se organicen y fructifiquen los esfuerzos de quienes creemos que la psicoterapia ecléctica es la opción mas promisoria para solucionar los problemas de salud mental existentes en el mundo.

viernes, 8 de mayo de 2009

El cine “erótico”.


Una de las formas de consumo cultural masivo que ocupan parte de la cartelera cinematográfica cotidiana son las películas para adultos que se exhiben regularmente para beneplácito de los leales y asiduos aficionados a estos bodrios.

La publicidad con la que se anuncian las películas sobre temas sexuales prometen un menú visual lleno de acción y exotismo sensual a través de leyendas como “sensual y provocativa…”, “la insaciable e incitante…” que, a manera de aperitivos, aseguran la presencia en la pantalla de las más variadas encarnaciones de la concupiscencia y la ninfomanía a nivel mundial.

Tal razón mercadotécnica supone como consumidor ideal a personas morbosas e insatisfechas a quienes sutilmente se les transmiten mensajes sugestivos que despiertan sus ya de por sí insomnes fantasías sexuales latentes.

En la mayoría de las escenas de estas películas se muestran las más variadas formas de la voracidad y la gula sexuales, siendo sus protagonistas eternos y frenéticos obsesos sexuales que actúan dentro de una atmósfera de excitación sostenida que muchas veces culmina en una insípida y banal exhibición de alcoba que defrauda al espectador, para este entonces sudoroso y expectante, y lo deja “picado” para de este modo administrar y manipular su consumo posterior de filmes próximos, lo que no evita que algunos de estos frustrados espectadores salgan del cine relinchando y lleguen incluso hasta a piropear al taquillero.

Esta satisfacción a medias, fríamente calculada por los productores de estas películas, es lo que explica que a pesar del banquete de desnudos y de ninfómanas encabritadas que mugen, aúllan y ululan de deseo desde que empieza hasta que acaba la película, el espectador frustrado vuela a rellenar la butaca en las próximas cintas.

El voyeurismo, la identificación con el protagoniza apropiado y la catarsis sexual parcial son algunos de los procesos psicológicos que tienen lugar en el espectador de este tipo de filmes, que motivados por una falta de información y experiencias sexual plenas, y por el ansia de vivir, a través de la identificación, otras situaciones sexuales vedadas o inexistentes en su realidad, se habitúa a esta engañosa forma de satisfacción interruptus que enriquece a quienes lucran con ella.

Lo que se esconde bajo este fenómeno es la carencia de una moral y cultura sexual humanista que dignifiquen la concepción y la práctica apropiadas de una parte de la realidad personal y social hundida en los tenebrosos y clandestinos prejuicios de una ideología machista e hipócrita que falsifica y denigra uno de los aspectos más hermosos de la vida: la relación de camaradería e igualdad entre hombre y mujer.

Poesía 2023 4ta y última parte

  In memoriam   En el silencio fósil del fondo de la añoranza, como barcos hundidos, yacen aquellos que quisimos fugazmente, d...