miércoles, 14 de mayo de 2014

Corresponsabilidad educativa ponderada

El tema de la calidad de la educación, cuando es abordado desde el punto de vista ético-político, es enfocado, de manera sesgada, como el tema de la responsabilidad de los maestros, como si solamente de ellos dependieran los resultados educativos, escogiéndolos como los chivos expiatorios de la muy baja calidad de la educación. Y esta injusta y premeditada manera de presentar las cosas conduce al linchamiento mediático de los profesores con el curioso efecto de desaparecer al resto de los actores educativos implicados, haciéndose olvidar a la opinión pública que los maestros ni son los únicos responsables, ni son los mayores responsables. Cuando se hable de responsabilidad en la situación deplorable de la educación debe hablarse tanto desde una perspectiva que incluya a todos los actores implicados, entre quienes se prorrateará la responsabilidad, y este prorrateo debe ser diferencial: a cada quien lo que le corresponda. A esto se le llama corresponsabilidad educativa ponderada, o determinación justa de magnitudes de responsabilidad entre los actores según el peso de su agencia, de su posición jerárquica en el asunto a juzgar. Se entenderá mejor esta concepción de corresponsabilidad educativa ponderada si aplicamos este concepto teórico a la realidad concreta a través de algunos ejemplos. Pensemos en un maestro que tiene 40 alumnos en su grupo ¿acaso no tendría mejores resultados de aprendizaje si tuviera 20 alumnos? Claro, pero eso supondría contratar a otro maestro. ¿Por qué no se contrata? El gobierno dice que porque no hay dinero ¿Y si habría si el gobierno obliga a que paguen sus impuestos grandes empresas que no los pagan, como Telmex, Coca Cola, y Televisa, por nombrar tres de muchas más que están en ese caso? Claro que sí, pero no lo hace, y por ello, tanto el gobierno como dichas empresas son responsables de que no haya grupos con menos alumnos y de que, por ello, no se favorezcan más y mejores aprendizajes por esa vía. Pongamos otro ejemplo. Se escribe, edita y reparte un libro de texto con numerosos defectos (información tergiversada o inexacta, y con un enfoque pedagógico inapropiado). El maestro es obligado a trabajar con dichos libros de texto que perjudican gravemente la calidad de los conocimientos y de los aprendizajes de los alumnos ¿los maestros escribieron, editaron, autorizaron que se repartieran en las escuelas y se autoobligaron a trabajarlo en las aulas? No. Entonces, los responsables de esos daños a la calidad educativa no son ellos sino quienes elaboraron esos textos (los autores-investigadores y/o los autores-funcionarios) y, desde luego, quienes autorizaron, sin saber (¡!), o a sabiendas (¡¡!!), que se repartieran y quienes obligaron a los maestros a trabajar con ellos (secretarios de educación, subsecretarios y demás funcionarios implicados). Un último ejemplo. Se aprueban programas de estudio con un número excesivo de contenidos y se obliga a los maestros a enseñarlos en menos tiempo que el necesario para poder ser aprendidos a cabalidad, de manera amplia y profunda. Esto orilla a los maestros a una docencia frenética, desconfigurada, a contrarreloj, antipedagógica y estresante para ellos, para los alumnos y para los padres de familia, con los consiguientes aprendizajes superficiales y atomizados. ¿El maestro diseñó y autorizó estos programas de estudio obligatorios? No. Entonces los responsables de esa gran merma de la calidad educativa no son los maestros sino los diseñadores curriculares y los funcionarios que encomendaron o autorizaron esos programas y que dictaron órdenes para que los maestros obligatoriamente los trabajarán en las aulas, y los investigadores educativos que nunca alcanzan a percibir estas monstruosidades pedagógicas, ya sea por estar distraídos en temas de mucha menor importancia, o porque tienen sus antenas untadas de manteca presupuestal. Después de estos ejemplos: ¿es posible seguir aceptando que son los maestros los grandes culpables de la catástrofe educativa nacional?, ¿verdad que queda claro esto de la corresponsabilidad educativa ponderada?, ¿verdad que es justo que, si de repartir culpas se trata, que ninguno de los actores educativos responsables se quede sin recibir la parte que merece?

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