Escribir sobre
horizontes inefables
que lloran su
destino.
No hay el consuelo de
una lógica.
Trance inmisericorde
huérfano de vínculos.
La vida
lentamente
se tiñe de ira
y se repliega.
Y, ¡ay!,
hay eso
que todos saben
pero nadie dice.
Un silencio
inaugura la reflexión
sobre remotos pesares
que resucitan
al ritmo de una
música
que no quiere saber
nada de nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario