viernes, 26 de mayo de 2017

Todología con Maiself Bibliobufet de buró

A ¡Con que alemanizado su titulito, eh! Aunque esta vez es entendible. Supongo que se refiere a que tiene su buró con varios libros a escoger para leer acostado en la cama B Así es. Y se renuevan en la medida en que los termino, o decido no terminarlos después de haberme hartado de ellos A Entonces es usted un lector interruptus… B Sí, del tipo de los que saltan de un libro a otro en una misma sentada o al otro día A ¿Se ha preguntado por qué hace eso, por qué es tan desorganizado para leer? B Sí, y la respuesta es que, cuando no estoy obligado a una lectura disciplinada sobre un mismo tema porque tengo que investigar o trabajar algo, lo que me hace saltar de un libro a otro es la amplitud de mi curiosidad, y mi gusto por los más variados temas A Eso explica la parte todológica del nombre de su columna. Pero, dígame, ¿qué libros está usted leyendo que tiene a la amno en su babélica torre de buró? B Antes de referirme a ellos, debo decirle que no es mi intención presumir saber alguno, sino ejemplificar mis dispersas ganas de saber, dicho lo cual comenzaré … A Antes, le pido que diga qué saca de provecho bibliogastronómico de dichos títulos buroapilados B De acuerdo: el primero es un magnífico folleto llamado “Catecismo taurino”, editadp en 1961 por la cerveza Superior, con las expresiones y tecnicismos más rudimentarios de la tauromaquia, mismo que me permite entender la psicología y la intencionalidad de los lances humanos. Otro, es el cancionero bilingüe de John Lennon, que satisface mi nostalgia beatle, y me confirma que ningún otro letrista del rock, ni Dylan, dijo mejor las cosas que él. Releo “El libro de la imaginación” de Valadez, y me sumerjo en insospechados y múltiples mundos de la fantasía, ahorrándome la brevedad de sus textos compilados la fatiga de leer narrativas más densas, para las cuales estoy casi negado. Otro libro es la reciente edición a cargo de Adolfo Castañón, con el sello de El Colegio de México, de una selección de textos y cartas que escribió Emilio Uranga sobre su tutor intelectual, José Gaos, en la que encuentro un discurrir profundo, y agudas impresiones sobre atmósferas y personajes intelectuales que me permiten mirar con mayor puntería y sagacidad la fauna académica y cultural mexicana. El siguiente libro es “El Instituto Tavistock”, que describe como esa organización encubierta inglesa, hermanada con la CIA norteamericana, diseña, experimenta y aplica dispositivos de control psicológico de masas, lo cual me permite ahondar en los modus operandi de la ingeniería política, y en las causas de tanta desinformación, distracción y despolitización en México y el mundo A ¡Ya párele! ¿A poco hay más libros en la torre? B Sí, si es torre, no meseta de buró. Déjeme terminar con un par más: “El oficio de leer”, del inmenso y tan infravalorado Ricardo Garibay, cuya pluma regocija el oído, y cuya sabiduría vital y literaria lo convierte a uno en su fan inmediato. Y, por último, la maravilla de Eduardo Galeano, con “Espejos”, un libro, como él mismo dice, de “una historia casi universal”, en el cual uno abreva del manantial de la historia en las justas dosis que su autor ha destilado para quienes lo leen. ¡Dígame usted si no es apetecible mi actual bibliobufet de buró!

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