Dos microrrelatos

Pobres robots sensibles Se probó la eficacia de la programación emocional de esos robots de última generación, exponiéndolos a ver las películas de “Terminator”, y usando un polígrafo hipersensible a reacciones electrónicas casi imperceptibles, se constató que esos filmes les habían provocado angustia existencial. Balance de querencias ¿Cómo me van a conmover más los niños que piden limosna en los semáforos, que mi perrita recién castrada, si ellos no son mis mascotas?

¿Robot o tú?

¿Robot o tú? Son los tiempos. Es el progreso incontenible. Y es justo. Tú mismo decías desde hace mucho que quién sepa más, o trabaje más, desplace a quienes saben menos o trabajan menos. Te pregunto de frente ¿sabes más que el robot? ¿Trabajas más que el robot? Y no vayas a pensar que el robot te está haciendo política, o trae algo personal contra ti, ya que me ha dicho que todo lo que sabe, lo aprendió de haber estado observando cómo trabajabas, y eso lo hizo desde que lo estábamos piloteando. Me dijo que tú eras su modelo, que te admira, pero, comprenderás que también tiene derecho a pelear tu puesto, ¿o no?

Tres microrrelatos

Esquizofrenia Tocaron. Se extrañó, porque no esperaba a nadie. Abrió la puerta y vio que quien tocaba era él. Gratitud de león Soltaron a los leones hambrientos en El Coliseo romano, y uno de ellos ahuyentaba a quienes atacaban a uno de los desafortunados esclavos, quien se alegró al reconocer a ese león a quien tiempo atrás, en un episodio de fábula, le había extraído una espina de su pata. El león se acercó y le dijo “te reconocí, Androcles, y por eso impedí que otros leones te alcanzaran. Pagué mi deuda contigo al imposibilitar que otro león te comiera. Ya ves que se comieron a los otros esclavos y ni los huesos dejaron, porque nos hambrean. Espero que entiendas que tengo que sobrevivir”. Y, acto seguido, se lo devoró. Ajuste de promoción Hay que estar muy atento a la dinámica cambiante del negocio. Por eso anunciamos que ahora cobrábamos por sesiones de una hora completa, no por minutos. Eso lo aprendimos de un cliente temible, un poderoso abogado que nos amenazó si no le cobrábamos hasta ajustar la hora, y como era eyaculador precoz, lo hacía sin pagar treinta o más veces durante un trimestre, y sólo al ajustar la hora completa nos la pagaba. Pero no hay mal que por bien no venga. Cambiamos el anuncio, y hasta pusimos una oferta del 90% de descuento para los incontinentes, y ahora decenas de ellos que antes los asustaba el cobro, vienen regularmente con nosotros.

La liebre y la tortuga

La liebre y la tortuga Una liebre convenció a una tortuga de competir en una carrera, para lo cual le dijo que no sólo le daría la ventaja de salir mucho antes que ella, sino que, además, dormiría una buena siesta durante ella. La liebre cumplió con ambas condiciones. Y cuando la tortuga estaba a menos de un metro del final, llegó la liebre velozmente y cruzó la meta, declarando que había ganado, a pesar de las condiciones adversas, para que ya nadie volviera a creer esa mamada de Esopo de que una tortuga podría vencer en una carrera a una liebre.

Tres microrrelatos

Uno ya no sabe…< Le dijo a su amigo “Mira, en la acera de enfrente viene un travesti”. Su amigo le contesta “No es travesti, lo conozco, es un vecino transexual”. Más adelante, le dice a su amigo “Mira, ahí viene otro transexual”, y su amigo le dice “No, es Mario, y ese sí es travesti”. Los últimos neanderthales Somos cada vez menos. Nuestros remplazos no bastan. Pronto nos extinguiremos. Los libros serán vestigios arqueológicos, o antigüedades ornamentales. Cada próxima generación tendrá el lóbulo frontal más reducido y con menos actividad. Seremos cada vez menos entendidos, a menos que usemos sólo el limitadísimo código de caritas, monitos, stickers empalagosos y estridentes, o videítos gesticulantes. Nos deprimirá cada vez más esa mutación involutiva, esa vuelta al reino de las interjecciones y las exclamaciones arborícolas. Y cada vez bastantes más, se entenderán y asemejarán más a sus mascotas. Y nosotros, cada vez tendremos menos interlocutores alfabetos, y más tiempo nos refugiaremos en los libros para recordar al hombre. Y transcurrido más tiempo, cada vez más cerca de ser escombros, aun así, veremos, consternados, que seguimos siendo, cada uno, más sentido, hondura y horizonte, que todos los huérfanos de letras. Casa inteligente Fue la casa más inteligente que se diseño y construyó. Era tan inteligente, que hizo quebrar al despacho de arquitectos que la fabricó, y se adueñó del mercado inmobiliario.

Cuando el Más Allá se asoma

Cuando el Más Allá se asoma “No, señor neuropsicólogo, no es pareidolia. Son conatos de fantasmas, espiritismo súbito sin médiums. Se arrepintieron a medio camino de regresar del todo de ultratumba, y dejaron su huella, un graffiti facial incompleto y gesticulante, en esas superficies de acceso a nuestro mundo”.

Tres minirrelatos

Narcisismo minino perrófobo ¿Piensan los perros? No. Ellos sólo tienen reflejos, instintos. En cambio, los gatos, sí pensamos. Falta de intraempatía Su mayor problema no era que tuviera trastorno de personalidad múltiple, sino que sus personalidades se llevaban muy mal entre sí. Buscar la felicidad Yo tenía éxito, dinero, reconocimiento, mujeres, pero no era feliz. Dejé todo. Y ahora, me gano la vida boleando zapatos, duermo en un lote baldío, tengo como amigos a un perro viejo y a un gato, veo a diario el amanecer, en la noche a las estrellas, siento el frío en mi piel, el sol que brilla, y estoy que me lleva la chingada.