Correr
el campo
Tienes seis años.
Te veo correr el campo,
inmerso en el lance,
con dos amigos.
Tu sonrisa encendida
por la fricción de la alegría
con la honda convicción
de ser la velocidad
en el intenso jadeo
de la breve eternidad
de esa fugaz plenitud
que consagraba tu infancia.
Poemínimo
# 65
Ojalá que tus medidas
para mí, nunca se midan,
y se ofrezcan desmedidas.
Poemínimo
# 25
Me moriré en la raya.
Más precisamente:
en la raya de tus nalgas.
Vengo
a decirles…
Yo vengo a decirles
que se embriaguen de saber,
de conocer lo que ignoran,
que enterarse los conmoverá.
Vengo a decirles
que sus pasiones atomizadas
pueden
confluir
en lo que más importa.
Vengo a decirles
que el decirles
es más importante que lo que se dice,
para que se atrevan a decir.
Porque hablar redime
de la esclavitud de un silencio
que subyuga aquello
que más hondamente sienten,
lo que más profundamente
aguarda ser dicho:
lo que son.
Canto
a Mímismo
Mímismo: te voy a cantar.
Como no sé qué mereces,
serán loas al tanteo.
A’í va la primera (tú me dices):
“¡Oh, Mímismo, Mímismo!
(Creo que es buen inicio)
¿Qué pesares has remontado?
¿Cuántos enemigos has superado?
(como no te conozco tan bien, te pregunto)
Quizá sabes cómo masca la iguana
y sueñas inefables a punto de ser dichos…
¿Quién eres, Mímismo?
¿Cómo es que irrumpiste en el papel?”
Bueno, no me inspiraste más que esto:
¡Adiós, Mímismo!
Haikú
a Nadia Comaneci
Sólo tú, Nadia
fuiste ese milagro
irrepetible.
Microcosmogonía
de mis ayeres
Nací en el Big Bang
de los
sesentas.
Todavía hoy
sus pulsaciones
circundan mi cráneo.
Son el adn de mis gustos
y de mis ideas.
Fue mi despertar
en una riqueza
que aún arde.
¿Qué
no te he dicho?
Si te fijaras
en cómo
si tasaras
el
cuánto
te
miro
sabrías tanto
que te he dicho.
Y si hicieras el recuento
de las dudas que tienes
sobre lo que no te he dicho
descubrirías
que desde hace mucho,
no sé cuantas veces,
te dije bastante,
lo suficiente para entretenerte
tachando mucho
de lo que inventariaste
como mi deuda contigo
de decirte.
Cyborgs
terminators
Serán (¿son ya?)
más y mejores,
los más allá de nosotros.
Golems mestizos
de carne y chip.
Frutos de codicia fáustica
desenfrenada genealogía contrarreloj
amnesia de su estirpe.
Pronto
sus reencarnaciones mejoradas
serán nuestra extinción.
Onco
selfie haikú
En esa placa
imagenológica
posa el cáncer.
La poesía
Es la poesía
autopsia de lo inefable
dialecto del silencio
pliegues de luz.
El
ánima de las cosas
Sé del masoquismo
de la
pluma
y de la hipocresía
de
algunos libros.
Padezco la perversión
de la
azúcar.
Me conmueve la nobleza
del
pan.
Respeto la severidad
de los
relojes,
la
lealtad de la tinta.
No es esquizofrenia:
es empatía zen.
Ganas
de escribir
Sentir como un mareo,
conatos de escribir rayos
y no palabras bien portadas
(para que digan que qué bonitoooo),
sino palabras babeantes,
O palabras para untar mujeres
y treparlas a mi aullido,
a mi terciopelo.
Escribir la vida flamígera,
la de las verdades que tatúan,
tan siquiera para olvidar
al menos un poco
las tantas infamias
que no podemos matar.
Miaukú
Los gatos saben
tantísimos misterios
pero los callan…
Jardín Zen
Paisaje
estupefacto
Vértigo
bruscamente detenido
Cercanísima
lejanía
Magma suspendido
Silencio
grandilocuente
Epifanía en el
alambre
Trascendencia congelada
Vacío por fuera,
pleno por dentro
Sonido inaudible
Lienzo de
aforismos mudos
Flujo que recorre
una invisible
cinta de Moebius
Intuición atrapada
Eterna efimeridad
Aliento
Hoy
hasta
los silencios se desgañitan
y no
hay virgen sin padrote.
Los
añicos de las buenas intenciones
se
retuercen
o
son cínicas baratijas.
Aun
así
hay
susurros
renegados
del desencanto
y el
sismógrafo de la esperanza
detecta
latidos.
Haikú # 97
Ama el lago
la ansiada orilla
con tiernas ondas
Villaurrutiana (casi)
De lo que he sido,
en lo que he sido,
he enloquecido.
Es lo que he sido:
enloquecido.
Free poetry #1
Escribir
sobre horizontes inefables
que
lloran su destino.
No
hay el consuelo de una lógica.
Trance
inmisericorde
huérfano
de vínculos.
La
vida
lentamente
se
tiñe de ira
y se
repliega.
Y,
¡ay!,
hay
eso
que
todos saben
pero
nadie dice.
Un
silencio
inaugura
la reflexión
sobre
remotos pesares
que
resucitan
al
ritmo de una música
que
no quiere saber nada de nosotros.
Tantas veces en el ISSSTE
No
tienen otra.
Rostros
hundidos
nimbados
de desilusión
pírricas
máscaras
sobrevivientes
de tantas infamias
aunque
con la tozudez del salmón.
Los
cuerpos
dóciles
ahí
derritiéndose
esperando
la limosna
(que
les cumplan su cita)
dispuestos
otra
vez
a
humillarse
a
saciar el desprecio
la
molestia que causan
a
quienes odian atenderlos.
Haikú
La rosa sabe
que cuando se le mira
es más bonita.
Haikú a López Velarde
Genio demiurgo
del alma de la Patria
hecha palabras.
Aquel
niño
Un niño en la calle
inmerso en sí,
negocia con sus precoces demonios
mientras sus gestos
delatan sus íntimos trances.
De pronto
un testigo inesperado:
una muchacha que vio todo,
se le aparece.
El niño la mira (la admira),
y por primera vez
sabe que una mujer inesperada,
(¡tan soñada…!)
será
muchas veces,
la salida
de la inadvertida cárcel de uno mismo,
la momentánea disolvencia
de tantos coágulos de vida.
Deseo
cometa
El deseo es un cometa.
Para que sea cometa
se necesita que cometa
la falta,
el volver a encandilarnos,
de arrebatarnos a cualquier empeño,
cada vez,
durante mucho tiempo.
Algunas veces,
siempre aparece tenue,
una brisa en lontananza,
como una tonada predilecta,
que invade poco a poco,
todo lo que somos,
y lo que pensamos ser,
hasta que somos él.
Y así siempre,
La misma historia.
Vuelve,
Siempre vuelve.
Aliento
poético
Surge de repente.
Es una ventisca in crescendo
que remueve y levanta en mí,
como hojarasca,
recuerdos,
amores,
pesares,
ganas fósiles.
Revelación
Apareces.
Te descubro.
Eres hermosa,
tan delicada.
Tu piel es una promesa.
Miras y hechizas.
No puedo creer
que seas tan perfecta.
Subyugado, le digo
“¿Quién eres?”.
Ella responde:
“Soy el espejo de tus deseos”.
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