viernes, 14 de enero de 2022

Tres microrrelatos

Lectores ingratos Dicen que eres un comodino porque escribes brevedades. Pero yo sí sé cuánto trabajas para poder decir tanto con tan poco. No valoran lo que escribes porque no son capaces de leerte bien, solo te ojean. No te cumplen como lectores lo que tu ofrendaste como escritor, pues el tiempo que inviertes en esos jarabes, en esas pocas líneas pulidas, es mucho más que el que invirtieron en entenderte. Perdónalos. No saben lo que hacen. Terapia de fe Mire, yo no voy a poder seguirlo ayudando si usted no tiene fe. Su problema no se va a resolver solito. Tiene que creer que se está resolviendo. Confíe en mí. Yo sé lo que le digo. No lo hago por lo que me paga sino porque me mueve el querer atenderlo. Sígase tomando las gotitas diarias que le dije del frasco sanador que le mediqué, y siga leyendo tres veces al día, a solas, la hojita que le di. Por favor, abra su mente a la curación. ¿Qué no le basta, maldito, la fe que tengo en usted? Identidades muy híbridas En este año de 2060, cada vez más sabemos menos quienes somos. Cuando digo “yo”, no sé quién realmente lo dijo desde mí. Tanto chip que tenemos en lo que nos queda del cuerpo con que nacimos, nos confunde. Y nuestra cédula de identidad oficial se parece tanto a esos trajes de piloto de la Fórmula Uno, plagados de extrañas marcas.

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